Enrique Alemañy señaló que “tenemos que tener inversiones eficientes y en escala. El ejecutivo de Ford Argentina, Chile y Perú, presidió la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) en el período 2013/ 2014. El año pasado, tras el alejamiento de Isela Costantini de la industria automotriz, la Comisión Directiva le encomendó sellar un nuevo compromiso para el período 2015/2016.
En un nuevo escenario marcado por el cambio de Gobierno y un Brasil en baja, el sector registra en el primer trimestre del año un desempeño negativo en sus principales variables. En este contexto, el presidente de ADEFA y piloto máximo de las operaciones de Ford en el país, repasa el presente, los desafíos y las claves para potenciar el futuro de la industria automotriz en Argentina.
“Nuestro sector tiene una fuerte impronta en el desarrollo industrial del país. Somos uno de los pocos países que tiene el privilegio de tener industria automotriz posicionándose en los primeros 25 puestos del ranking global” expresó Alemañy.
Al referirse al balance del 2015, el ejecutivo comentó que “en términos de mercado el 2015 ha sido razonable, con 643.000 unidades. Probablemente, haya sido más alto de lo que nosotros esperábamos al inicio de año, aunque se ubicó lejos del récord del año 2013. Tuvo un buen nivel de actividad, aunque significativamente estuvo afectado por la falta de dólares para efectuar los pagos de las importaciones. Podríamos decir que fue un mercado atípico, un mercado más de oferta que de demanda como ocurre pocas veces en los ciclos de la industria automotriz”.
“Por el lado de las exportaciones fue año muy complicado por la caída del volumen del mercado más importante para nosotros que es Brasil. Con una baja de más de un 30%, la industria pasó 3.200.000 unidades a 2.500.000 en la última parte. Ese volumen de 2015 afectó a todo el mercado de exportación y por eso terminamos con un nivel de producción de unas 543.000 unidades. Nivel más bajo que el año anterior” subrayó Alemañy.
Teniendo en cuenta esos resultados, el presidente de ADEFA dijo que “el balance fue relativamente razonable para el mercado doméstico pero muy complicado para el mercado de exportación. Eso, desde el volumen, se dio por la caída de Brasil y la devaluación del real. Esto generó que nuestras exportaciones no fueran competitivas. En este camino, es necesario crear mejores condiciones, generar el escenario propicio para atraer empresas a través del desarrollo del polo de proveedores directos y fomentar la innovación tecnológica aplicada a desarrollos específicos de la industria automotriz. Desde el punto de vista macro, nos permitirá generar divisas para poder sostener una industria de gran volumen con un menor consumo de dólares. Asimismo, el desafío es continuar trabajando en la capacitación en toda la cadena productiva”.
Al referirse a las estimaciones para este año, Alemañy declaró que “para este año las expectativas están en tener una industria similar o un poquito más baja que el año anterior, de alrededor de 600.000 unidades de patentamientos. Con la normalización en el flujo de dólares, probablemente haya más oferta que demanda. Eso puede hacer un mercado muy exigente en términos de competencia. En paralelo, la situación externa entendemos que se mantendrá complicada. No hay perspectivas de que Brasil se recupere, y se estima una industria de unas 2.200.000 unidades y un real que se mantendrá en los niveles actuales. Eso le pondrá mucha presión al sector productivo de la industria automotriz Argentina para mejorar la competitividad y poder seguir exportando en forma rentable”.
Consultado Alemañy sobre las medidas que implementó el sector, en el marco del recambio político, reveló que “hay varios temas que estaban pendientes desde el 2015 y resolvieron las nuevas autoridades. Ahora tenemos un cronograma para la cancelación de las deudas por importaciones que estaban vencidas y la liberación del flujo en la compra de dólares a partir de los embarques de diciembre. También se resolvió el tema del impuesto interno y se tomaron medidas importantes para mejorar la competitividad de las exportaciones, sobre todo por la eliminación de las retenciones. Respecto a la asignatura pendiente, con la devaluación del peso a 14, mejoró la competitividad, pero hay motivos estructurales por los cuales a pesar de ese tipo de cambio no somos competitivos”.
Fundamentando por qué la industria no es competitiva, Alemañy explicó que “se da en la estructura impositiva. Estamos exportando alrededor de un 15% de impuestos y el reembolso es del 6%, con lo cual necesitamos trabajar para mejorar esa estructura. Mientras tanto, deberíamos corregir o aumentar reembolsos para no exportar impuestos cuando nuestros principales mercados han devaluado fuertemente. En el sector tenemos que trabajar sobre los saldos inmovilizados de impuestos y el IVA sobre los bienes de capital. Eso genera un problema estructural con un mecanismo muy difícil para recuperarlo. Estamos conversando con las autoridades para ver si esto se resuelve en forma definitiva. También tenemos que trabajar con los proveedores de las materias primas como chapa, plástico y aluminio, de manera tal de acordar niveles de precios que nos permitan ser competitivos; que nos permitan fomentar la localización de componentes; trabajar en la logística y el desarrollo de infraestructura”.
Las autoridades nacionales confirmaron que se encuentran avanzando junto a la cadena de valor en una Ley de Autopartismo, y al respecto Alemañy aclaró que “es fundamental trabajar en fortalecer el autopartismo. Con las autoridades estamos en ese camino para poder contar con una nueva Ley que brinde las condiciones para que se concreten inversiones”.
Sobre la posición de ADEFA respecto de elevar el corte de etanol y bio en los combustibles, el directivo manifestó que “Argentina tiene que adaptarse a las políticas de largo plazo que establezca el gobierno en materia energética y en materia de combustibles. Lo que nosotros esperamos es contar con un plan de largo plazo, con tiempos razonables para que podamos planificar las inversiones en ingeniería y productos para cumplir con esas reglas. Es fundamental contar con previsibilidad de manera tal de evitar sorpresas porque eso hace a la calidad de los productos y los servicios que pueden afectar a los clientes”.
En cuestiones de logística, Alemañy mencionó que “en los últimos años hemos visto con cierta preocupación el aumento de la incidencia de los costos logísticos en nuestras estructuras de costos, haciendo necesario trabajar al respecto. Desde ADEFA vamos a promover un estudio sobre la factibilidad de alternativas de transporte, como el tren. Hay que hacer un profundo análisis sobre el tema. Hay puntos a mejorar como el de las tarifas portuarias”.
“El efecto derrame sobre otros sectores es destacado y por cada puesto en el sector se generan cinco en la cadena. En la actualidad, la industria es el sustento de más de 140 mil familias y en forma permanente promovemos y destinamos más de 35.000 horas anuales al desarrollo y capacitación de nuestra gente que es reconocida por ser altamente calificada” recalcó el titular de ADEFA.
El camino para contar con una industria fuerte es apelar a una estrategia de especialización- complementación, y sobre ello Alemañy resaltó que “ese es el camino y hay que profundizarlo. Claramente, la estrategia es tener inversiones eficientes y escala. La única manera de tener eso es sumar ambos mercados, es decir, Argentina y Brasil y complementarse en la producción de los vehículos de manera tal de evitar costos duplicados. La especialización es el camino y, en la medida en que mejoremos la competitividad, cuánto más mercados incorporemos utilizando este criterio de especialización, más eficientes seremos y podremos aumentar nuestras exportaciones”.
Para llevar a cabo ese proyecto, Alemañy indicó que “es fundamental contar con nuevos mercados de exportación e integrar cada vez más el Mercosur. Eso hace que las inversiones se crucen y cada país se vaya especializando en algún modelo o algún commodity. Eso permite ser eficiente y transformar al Mercosur en una plataforma exportadora competitiva”.
“Distintos países tienen incentivos para que la industria automotriz sea pujante. Hay varios ejemplos como el caso de Corea y el impulso que le ha brindado a sus firmas emblemáticas para salir al mundo y desembarcar en Estados Unidos. O también el caso de Brasil que brindó condiciones como el Plan Inova para impulsar inversiones y llevó a que se instalen nuevas terminales. Sería de interés tratar el tema de incentivos fiscales” aseguró.
Visto las dificultades que presenta Brasil, Alemañy consideró que “el MERCOSUR debiera, por cercanía geográfica, ser la fuente de abastecimiento de toda Latinoamérica. Eso fue en un principio, y hoy nos está costando en algunos mercados que ya tienen una apertura importante como es el caso de Colombia, Perú y Chile. Es un desafío competir con productos de origen asiático y de México, que luego de la devaluación del peso mexicano es mucho más competitivo que Argentina y Brasil”.
Haciendo hincapié en la competitividad y el caso de México y qué le falta a la Argentina para poder estar en línea con ese esquema, Alemañy afirmó que “es fundamental atacar los temas estructurales que no nos permiten ser competitivos. Resolviendo esos problemas, se puede buscar nuevos mercados. México tiene una gran ventaja al formar parte del NAFTA y ser una fuente de suministro para Estados Unidos. Es un mercado muy grande, pero nosotros podríamos, logrando competitividad, sumar toda Latinoamérica. Eso nos permite hablar de una escala muy importante”.
En término de buscar nuevos mercados, y la posición respecto de avanzar hacia un acuerdo Mercosur-Unión Europea, Alemañy aseveró que “el camino para el desarrollo de la Argentina es integrarse al mundo. Esto es una alianza del Pacífico y Unión Europea. No obstante, para hacerlo tenemos que tener condiciones que nos permitan competir en un mundo donde existe gran exceso de capacidad instalada. El viento de cola desapareció y por ello tenemos que trabajar con el Gobierno para generar una agenda de largo plazo que nos permita ser competitivos, y en la medida en que vemos que podemos competir hay que hacer acuerdos de apertura inteligentes; no sólo con la Unión Europea sino también con la alianza del Pacífico”.
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